Cuadricóptero volador

Los drones son una adicción. Empiezas con uno pequeño para aprender, luego pasas a algo más grande como un dron de robótica 3D. Lo construyes, lo vuelas y es genial. Luego lo estrellas y conviertes tu cuadricóptero de 600 dólares en un montón de piezas irreconocibles. Al menos eso fue lo que me pasó a mí…”

Tras estrellar el dron en el vuelo de prueba, Michael se llevó los restos a casa y examinó los daños. Con la estructura convertida en una maraña de fibra de vidrio y aluminio, se sorprendió de que la mayor parte de la electrónica hubiera sobrevivido. Con una unidad de piloto automático (APM) totalmente funcional, aunque con una buena grieta en la carcasa, una GoPro en perfecto estado de funcionamiento con otra carcasa destrozada y dos motores completamente rotos, Michael decidió desempolvar las piezas rescatadas y volver a intentarlo.En palabras de Michael, «todo lo que sube tiene que bajar, y lo que baja a veces puede volver a subir». Así que, tras un magnífico vuelo de prueba sobrevolando los tejados y un aterrizaje bastante turbulento, Michael tuvo que volver a empezar de cero. Su fecha límite: la Maker Faire de Nueva York de 2013.